Las terapias expresivas afianzan la imaginación y la creatividad y aumentan el autoestima porque desarrollan el autoconocimiento. El arte-terapia permite reconocer las emociones, disminuye el estrés y la ansiedad y ayuda a confrontar los problemas cotidianos y mejorar la calidad de vida. 

En los niños, ayuda a resolver problemas de comportamiento, académicos y familiares mediante el entrenamiento de hábitos positivos y el manejo de emociones. También fomenta la creatividad y estimula las destrezas sensoriales y cognitivas.

En los adolescentes, permite externalizar pensamientos y sentimientos de forma creativa para facilitar las relaciones con su entorno. Mejora la comunicación interpersonal y contribuye con el autoconocimiento.

En los adultos mayores, fomenta la estimulación neurocognitiva, estimula la memoria y refuerza la motricidad gruesa y fina. Incentiva la seguridad e independencia y alivia el estrés y la ansiedad. 

En las familias, permite determinar y comprender su tipo de sistema para encontrar el origen de los problemas y motivar los cambios necesarios para su resolución.

En las parejas, facilita la identificación de historias personales y cómo estas se relacionan con el vínculo de pareja.